El texto de Bertold Bretch «Primero se llevaron», sirve para parafrasear la actual situación económica que parece avecinarse sobre la economía mundial.
Por Lucas Di Marco. La crisis del Euro en la última semana, la inflación desatada en EEUU y Europa y los datos negativos que se esperan para el crecimiento de la Economía china, motor productivo global por excelencia en estos tiempos, han llevado a analistas económicos y emprendedores de éxito como Robert Kiyosaki, Bill Gates o Ray Dalio a ser profundamente pesimistas sobre el futuro: primero cayó el peso argentino, luego Bitcoins, Ethereum y demás cripto activos y ahora el fantasma de la inflación parece expandirse a otras latitudes.
LA CÍCLICA HISTORIA DE LAS GRIETAS ARGENTINAS
Ya sea por sumar likes o bien por contar con información cercana a las fuentes, la verdad es que las perspectivas económicas no son halagüeñas ni aquende ni allende los mares. La ansiedad y los títulos tipo catástrofe buscan aumentar aún más el pánico de los internautas, ya de por si bombardeados por información todo el tiempo. ¿Pero qué está pasando?
La guerra en Ucrania, o el último tramo de la misma que se inició en 2014, está anoticiando a los desprevenidos de que el mundo está en guerra entre los países (y corporaciones) que lo han regido desde Waterloo a esta parte, agrupados en el G7, y las naciones «emergentes» que buscan un nuevo reparto del poder tanto real o material como simbólico (divisas).
Esta guerra atraviesa todos los ámbitos y en América Latina trae consigo una sensación de Deja Vú tal que genera, en países como Venezuela o Argentina la idea de que nada puede ser peor que lo local, acompañada por el natural desprecio por el geopolítica de sus habitantes.
Pero la realidad indica que la crisis global si afectará a Latinoamérica y también a España. El alza del dólar tanto en Latam como en Europa solo traerán consigo más inflación y llevarán, como sucede en Argentina, a la población a tratar de resguardarse tras el escudo de la moneda verde. Esto hace que el Dólar cotice más y más cada día en ese país y ese efecto últimamente se haya multiplicado hacia otras naciones más estables monetariamente hablando como Brasil, Chile o México.
¿Pero que pasa si ese Dólar, promesa de resguardo de valor, cae como dicen los magnates e inversionistas más agoreros? Ciertamente el valor de la moneda estadounidense reposa en la confianza que genera frente a monedas y economías más inestables (como la Argentina), pero la Reserva Federal hizo durante la pandemia y también luego de ella lo que tanto se le ha criticado a los gobiernos de Latinoamérica: le dio sin parar a la maquinita de imprimir billetes para financiar a todos los ciudadanos que se vieron afectados por la Pandemia.
Pasados los efectos del Covid, con EEUU fabricando únicamente «burbujas» especulativas como señala Kiyosaki, el motor que pondría a funcionar los engranajes productivos mundiales serían por naturaleza el mercado chino y la siempre pujante Alemania.
Pero la guerra ucraniana amenaza con dejar al tanque alemán sin gas ni energía, encareciendo su producción. El mismo conflicto genera incertidumbre en toda Europa sobre los precios de los combustibles y alimentos para los meses venideros y ahora el desplome del Euro viene a complicar más la situación.
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A esta tormenta perfecta, que lentamente ya se cobró a tres primeros ministros (dos de ellos del G7 como Boris Johnson y Mario Draghi), sele pueden sumar números negativos si China no anuncia un crecimiento tradicionalmente positivo de su Economía.
Será entonces momento de repensar en serio el orden mundial, sostenido con el Dólar y el petróleo como cimientos desde los Acuerdos de Breton Woods de 1944, y comenzar a entender lo regional por sobre lo global. O como señala Kiyosaki, a darle más valor a tener una lata de atún en la mano o una huerta en el patio que una criptomoneda en la nube.