(Télam) Turistas aventureros pueden disfrutar este invierno de una experiencia única en un pueblo sepultado bajo la nieve al pie del volcán Copahue, el mismo lugar en el que el Ejército Argentino efectúa el curso preantártico, cuyo objetivo es la adaptación a las particularidades del ambiente y la práctica de destrezas que se deben emplear durante las campañas en el continente blanco.
La actividad, llamada «Experiencia Antártica», comienza cuando un vehículo de doble tracción busca en Caviahue a quienes realizan la excursión y se inicia la primera etapa del traslado a Copahue.
«Salimos realizando un safari tipo invernal hasta Punta de Nieve, recorremos aproximadamente 7 kilómetros por la ruta que une Caviahue y Copahue guiándonos por altímetros, ya que hay bastante nieve», explicó a Télam el guía turístico Fernando Volij.
El experto a cargo de la excursión agregó que «en ese lugar se realiza un cambio de vehículo a una oruga o snow track, para poder llegar a Copahue, el lugar más parecido a la Antártida, recorriendo un trayecto de aproximadamente 6 kilómetros más».
En el viaje se puede observar el antiguo complejo termal «Las Máquinas», construido en 1952 por iniciativa de Juan Perón, debido a que «tenía una enfermedad de la piel, rosácea, y se trataba con agua termal», explicó Volij, y aseguró que al entonces presidente «le encantó el lugar y decidió construir una clínica termal para el personal del Ejército y sus familias».
Sobre el lugar donde se realiza la Experiencia Antártica, apuntó: «Quiero destacar la seguridad que tenemos en Copahue; hay médicos, enfermeros, y un vehículo de rescate disponible las 24 horas, para cualquier situación que surja».
Una hora después de transitar un paisaje de alta montaña, acompañados por el majestuoso volcán Copahue y sus fumarolas, los visitantes arriban a la villa termal donde los espera la calidez del refugio El Montañés.
Durante la jornada, se desarrollan actividades dirigidas a toda la familia, como la construcción de un iglú; el raquetour, que consiste en una caminata guiada por los techos cubiertos de nieve; un concurso de culipatín y muñecos para los más chicos.
También organizan competencia de trineos y bajada de una pendiente en bateas, y el snowcity en motos por colinas de nieve, entre otros atractivos que convierten al lugar en un parque de diversiones natural.
El Montañés es atendido por Lucas Soñora, quien llegó de Buenos Aires y hace cuatro temporadas pasa los inviernos en Copahue, donde se adaptó a vivir sin electricidad, sin teléfono, sólo con una base de radio para comunicarse con Caviahue.
Soñora comentó que para quien llega al refugio «siempre hay algo calentito, un buen almuerzo, una merienda», comentó que en el refugio se puede pernoctar y que «El Montañés busca que la gente se integre».
En el lugar se destaca la gastronomía, que está a cargo del neuquino Sebastián Rozas, quien señaló que el objetivo es «que la gente obtenga proteínas para el frío, por eso lo que ofrecemos es comida de olla, todo casero, bien artesanal, para que disfrute de platos típicos de un refugio de montaña».
«La idea es estar siempre predispuestos y colaborar con el que llegue al refugio», contó Rozas, mientras los comensales degustan unas sabrosas cintas con salsa de hongos, acompañadas por la variedad de vinos y cervezas artesanales.
La propuesta es aún más amplia, ya que a esta experiencia única, se suma por primera vez la posibilidad de gozar de los beneficios de las aguas termales durante el invierno, con un servicio compuesto por baños de inmersión y vapores sulfurosos, máscaras faciales y masajes, entre otros.
Antes de emprender el regreso en el snow track, Soñora ofrece a los turistas un delicioso chocolate que se mantiene caliente sobre la salamandra, mientras la nieve continúa cubriendo las ventanas del lugar y la «Experiencia Antártica» llega a su fin.