Según la fuente, el presidente Bashar al-Assad no mostró objeciones para la presencia gubernamental en ese foro, durante un encuentro con el representante especial de las Naciones Unidas y la Liga Árabe para Siria, Lakhdar Brahimi.
Radio-ONU dialogó con la portavoz de Brahimi, Khawla Mattar, quien desde Damasco ofreció detalles del encuentro, enmarcado en las gestiones del excanciller argelino para sentar en la mesa de negociaciones a los principales actores de la crisis, el ejecutivo y los rebeldes armados y financiados desde el exterior.
Mattar agregó que Brahimi también se reunión con los principales grupos opositores, y algunos señalaron su interés en acudir a la conferencia conocida como Ginebra II, porque sigue a la celebrada en esa ciudad suiza a mediados del año pasado.
De acuerdo con la vocera, la ONU está lista para la reunión, «todo lo que necesitamos ahora es que el gobierno y los grupos de la oposición estén preparadas para asistir y que se comprometan con un proceso de negociación que ponga fin a este conflicto».
Hace nueve días, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, aseguró que estaban creadas las condiciones logísticas para la segunda conferencia internacional, aunque descartó mencionar fechas.
Entonces, Ban comentó a la prensa: «la principal pregunta será cuán pronto y cuán bien las fuerzas opositoras se organizarán para enviar su delegación».
Respecto a la postura del gobierno, el reporte de Radio-ONU parece despejar recientes dudas planteadas por al-Assad, quien mostró disposición al diálogo, pero consideró que la injerencia externa en la crisis y el terrorismo generaban un escenario «que no ayuda a la celebración y éxito de Ginebra II».
El foro despierta expectativas en los que defienden la salida pacífica al conflicto en Siria, sin embargo, también genera preocupaciones, porque Estados Unidos y sus aliados ven la conferencia en Suiza como un espacio de transición, la cual supone la salida del poder de Al-Assad, y por ello una postura injerencista.