Medio siglo del Mayo francés: prohibido prohibir

Por Javier Tucci (APU). Hace ya medio siglo, jóvenes estudiantes y trabajadorxs se unieron para exigirle, no sólo al gobierno de Charles De Gaulle sino al poder occidental en su conjunto, respuestas a las consecuencias sociales, políticas y económicas generadas por el imperialismo, cuestionando principalmente el consumismo y la alienación de los pueblos del mundo.



Pese a que Europa vivía un proceso de recuperación económica pos egunda guerra mundial, en 1967 el Presidente francés decretó la reforma de la Seguridad Social de los trabajadores y un plan que dificultaba el acceso a la universidad. Para los estudiantes comandados por Daniel Cohn Bendit, la universidad debía convertirse en el centro de la crítica a la sociedad capitalista para asegurar la salida laboral en un mundo nuevo, más igualitario.


3 de mayo de 1968, París, Francia. Daniel Cohn-Bendi rodeado por policías frente a la Sorbonne. (© Jacques Haillot/Apis/Sygma/Corbis)



Las revueltas nacieron en un contexto en que la universidad francesa no estaba preparada para albergar ni física, ni organizativa, ni intelectualmente a una masa de estudiantes que había pasado de 100.000 a 650.000 en menos de una década. Los pedidos de reformas se encontraban orientados hacia la necesidad de actualización de planes de estudio y la falta de libertad para expresarse políticamente; el reclamo para que no se dividieran por sexo los dormitorios en las facultades; la disolución de la noción de autoridad indiscutible, fuera gubernamental o parental; la exaltación de lo juvenil frente a la idealización del jefe solitario autoritario que proponía la Guerra Fría y el fin de las figuras asfixiantes tanto de la educación como de las familias. Ideales que algunxs estudiantes, no todxs, llevarían como bandera para construir una primavera cultural reflejados en la revolución maoísta de la China Comunista.

Mientras tanto, en plena Guerra Fría el mundo se debatía entre la avanzada de Estados Unidos en Vietnam, el asesinato del Che Guevara en Bolivia, la violencia segregacionista en los Estados Unidos con el asesinato de Martin Luther King a la cabeza, la entrada de tanques soviéticos en la República Checa, el auge de movimientos izquierdistas en Latinoamérica y la explosión del rock y el hippismo.



La chispa que encendió la rebelión

La chispa que desencadenó el Mayo Francés fue la represión y la detención de algunxs estudiantes por parte de las fuerzas de seguridad, durante una manifestación estudiantil que estuvo a favor de Vietnam el 22 de marzo de ese 1968. Cabe aclarar que, por ese entonces, Francia aspiraba a ser sede para que se den las negociaciones de paz entre norvietnamitas y estadounidenses. Finalmente el 2 de mayo, el Presidente Lyndon Jhonson ratificó a la capital francesa como sede para los acuerdos de paz.

Algunos días más tarde la universidad de la Sorbona fue cerrada por orden del gobierno y en el barrio latino se improvisaron barricadas de manera pacífica, esperando que se cumplieran las tres reivindicaciones de lxs estudiantes: la libertad de lxs detenidxs, el retiro de la policía del Barrio Latino y la reapertura de la Sorbona.



Asimismo, el movimiento obrero francés, que había acumulado experiencia en su propia organización, se acopló a las movilizaciones de lxs estudiantes, contagiadxs por su espíritu de insurrección. Para el día 13 de mayo se convocó a una huelga general que resultó la más importante de la historia de Francia, con una participación de aproximadamente 9 millones de personas. De esta manera se sellaba una alianza entre estudiantes y trabajadorxs.

Los días agitados de mayo proporcionaron un fundamento político y social a las demás luchas estudiantiles que estallaron en todo el mundo en 1968, no sólo en importantes ciudades europeas, sino también del otro lado del océano atlántico, como en Tatlelolco, México, donde se llevó a cabo una movilización que terminó en masacre por parte de las fuerzas de seguridad.

Fue, también, el origen de la idea del joven relacionándose con su cultura desde un compromiso político-filosófico, en un tiempo en el que era necesario irrumpir frente a la sombra de los totalitarismos y la guerra fría.



De músicas y hechos ligeros que cambiaron el mundo

Asimismo, 1968 fue un año bisagra para darle forma a aquello que todavía no había podido estallar en medio de postulados modernos que dejaban de ser sagrados, para pasar a ponerlos en duda. Es por eso que aparecieron las Panteras Negras en Estados Unidos para enfrentar a las huestes fascistas del blanco yanqui, luego de los asesinatos de Malcom X y Martin Luther King; es por eso que empezaron a delinearse los movimientos homosexual y el feminista; la juventud le saltó a la yugular al sistema occidental y le inoculó una cuota de nuevas medicinas. Los Beatles grabaron «Revolution» en el Album blanco y Jean Luc Goddard trabajó con los Rolling Stones para su película Simpathy for the Devil, canción incluida en el séptimo álbum de estudio de las piedras rodantes Beggars Banquet.

Algunxs músicxs que sonaban por aquellos años

Una de las canciones preferidas por la juventud francesa de aquel entonces, que se transformaría en una especie de himno fue Il est 5 heures, Paris s’éveille (Son las cinco de la mañana, París despierta), de Jacques Dutronc (https://bit.ly/1LhlkVI). Asimismo, Renaud Séchan escribió Crève Salope, un manifiesto dirigido a la generación acomodaticia de sus padres: “Venía de manifestarme en el Barrio. / Llego a casa cansado, agotado. / Mi padre me dice: buenas noches, chiquillo, ¿cómo te va? / Yo le respondí: ¡cierra la boca!, asqueroso pelotudo, no es asunto tuyo”. (https://bit.ly/2ItllwE).

Encontramos también La révolution, una canción del cantante francés Evariste en la que se pronuncia otra vez el enfrentamiento hacia la figura parental: “¿Qué haces en la calle criatura?”, pregunta el padre. “La Revolución contra la sociedad de consumo, la Revolución”. Dicho tema tiene la particularidad de contar en el coro con miembros del Comité Revolucionario de Agitación Cultural (Sorbona libre).



Por su parte el cantautor, pianista y poeta Léo Ferré cantaba Les Anarchistes («https://bit.ly/1BFiPrL). E inspirado por la represión de las fuerzas de seguridad francesas, el cantante Claude Nougaro le daba rienda suelta a Paris Mai: “La Consagración de la Primavera suena como una masacre, / pero cada día que pasa embellece mi voz. / Es posible que abrigue un Stravinski”. https://bit.ly/2rKXcL7.

Y si hablamos de la canción francesa, no puede quedar afuera el inigualable Serge Gainsbourg y su sensualidad envuelta en estelas de humo de aquellos Gitanes negros que fumaba. Gainsbourg llegó a recrear un clásico como Les feuilles mortes, pero lo reescribió a su manera como La chanson de Prévert

¿Y en el resto del mundo Occidental?

Para el rock, 1968 significó volver al cierto origen, virar hacia el sonido primitivo del blues y el rock and roll como lo hicieran The Beatles con el Álbum Blanco, que parecía resumir todas las expresiones del cancionero moderno desarrolladas hasta ese momento. Al mismo tiempo, la psicodelia comenzaba a moverse en diferentes direcciones, sea en las guitarras distorsionadas al mango de Hendrix o Clapton que empezaban a anticipar el nacimiento del hard rock y el heavy metal que encabezarían Black Sabbath, Led Zepellin y Deep Purple, o el rock sinfónico y progresivo con un Frank Zappa a la vanguardia. Ciertas filtraciones también se dieron en el soul, para marcar el camino a lo que luego, durante los primeros años 70, se conocería como funk.

Lo loco del caso es que en aquel convulsionado 1968 Bob Dylan no grabó nada. El poeta, quien llevaba a esa altura una carga de profeta crooner, había sufrido un accidente de motos en 1966 que lo mantuvo recluido por un largo tiempo; pero sí había grabado en 1967 el disco John Wesley Harding”, junto a The Band. Después de experimentar con el rock y el blues en sus tres anteriores trabajos -Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde-, Dylan cambió su patrón de trabajo y decidió volver a un sonido minimalista.



Alguno de los discos que se escuchaban por aquel 68

Album Blanco, de The Beatles (https://spoti.fi/1mCdLFd)

Beggars Banquet, de los Rolling Stones (https://spoti.fi/2k27fIh)

Waiting for the sun, de The Doors (https://spoti.fi/2Inde9d)

White light, white heat, de The Velvet Underground (https://spoti.fi/2rM7pYt)

Now, de Aretha Franklin (https://spoti.fi/1WElK3c)

Boogie with Canned Heat, de Canned Heat (https://spoti.fi/2GmZgOw)

Traffic, de Traffic (https://spoti.fi/2rL4LlI)

Electric Ladyland, de Jimi Hendrix (https://spoti.fi/1Wce3wM)

Electric Mud, de Muddy Waters (https://spoti.fi/2KsayDG)

A Saucerful of Secrets, de Pink Floyd (https://spoti.fi/2fZQ4o3)

Wheels of fire, de Cream (https://spoti.fi/2vhNftp)

Sweetheart of the rodeo, de The Byrds (https://spoti.fi/2IGAOx3)

Cheap Thrills, de Big Brother & the Holding Company (https://spoti.fi/1JsvHXo)

Music from big pink, de The Band (https://spoti.fi/2ImHz7N)

S. F. Sorrow, de The Pretty Things (https://spoti.fi/2IsSby4)

Taj Mahal, de Taj Mahal (https://spoti.fi/2flBOE7)

Creedence Clearwater Revival, de Creedence Clearwater Revival (https://spoti.fi/2jYVGSa)

The Dock of the Bay, de Otis Redding (https://spoti.fi/2IkdsOl)

Os Mutantes, de Os Mutantes (https://spoti.fi/2tO697b)

Shades of Deep Purple, de Deep Purple (https://spoti.fi/2GnPzzA)

Steppenwolf, de Steppenwolf (https://spoti.fi/2IJUIqR)

Dance to the Music, de Sly & the Family Stone (https://spoti.fi/2wOs3My)

We’re Only In It For The Money (https://spoti.fi/2Fd7Tzy) y Cruising With Ruben & The Jets (https://spoti.fi/2Is296w), de Frank Zappa and Mothers of The Invention



Reforma Universitaria del 18, la JP y el Cordobazo

Volviendo al escenario de lucha estudiantil, es menester recordar que 50 años antes de aquel 1968, se daba en la Córdoba argentina la reforma universitaria que allanaría el camino al resto de las rebeliones estudiantiles en todo el mundo.

Y si aventuramos la cosa, podría tomarse como referencia del ensayo de la juventud del 68 y su imaginación al poder, al movimiento peronista y la decisión de su líder Juan D. Perón de comenzar a delinear en 1946 la conformación de una masa obrera joven, decidida a resistir y concientizarse a través de derechos palpables que luego darían sus frutos; no sólo para la ascensión de clase sino para que los hijxs de esos obrerxs sean el reguero de la militancia política (obrera y estudiantil), necesaria para modificar las relaciones de poder en un mundo liberal.



Un fragmento de una nota aparecida en el Diario La Opinión del miércoles 20 de junio de 1973, día en que el Gral. Perón regresaba definitivamente al país luego de 18 años de exilio en España, nos facilita una clara caracterización de lo que fue esta etapa de resistencia y de llevar la imaginación al poder en manos de los jóvenes. “Alguna vez, ante los visitantes que acudían a Puerta de Hierro, Perón reivindicó a su movimiento como un precursor del Poder Juvenil que ahora se consolida en el mundo. ‘Veinte años antes que los muchachos del barrio latino -explicó el líder- nosotros habíamos dicho ya que la imaginación tomaría el poder.’ Después de París, la chispa se encendió en Córdoba, en Rosario, en Argentina entera. Siempre había supuesto Perón que las semillas plantadas por su acción de gobernante entre 1946 y 1955 florecerían con el tiempo. Imaginó que los hijxs de obrerxs, a los que había abierto las puertas de la universidad, mirarían hacia él cuando recomenzara el combate. Ese cálculo fue su mejor carta de victoria. Porque no son los jóvenes de 1955, sino los de 1973, quienes contribuyeron más decisivamente a devolverlo a la patria (…).

Ese reguero de militancia obrera y estudiantil que describíamos líneas atrás jugó un papel fundamental durante los años de la dictadura de Carlos Onganía (1966-1969). El inicio de ese camino se dio durante la llamada «Noche de los bastones largos» en 1966, le siguieron el Correntinazo, el Rosariazo y, finalmente, el Cordobazo.



Entre los días 29 y 30 de mayo de 1969, aquel actor unificado en la protesta frente al onganiato comenzó un enfrentamiento contra las fuerzas policiales y militares, tomando posiciones en varios lugares de la ciudad de Córdoba, sobre todo en el Barrio Clínicas, un bastión de las barricadas del pueblo. Dicha unión organizativa, formada entre nombres que quedarán resonando por siempre como el de Agustín Tosco, fue la que terminó de debilitar la dictadura conocida como “Revolución Argentina”, dando paso a una época de resistencia y militancia política que terminarían de devolverle al país la ansiada democracia en 1973, primero con el tío Cámpora y luego con el Gral. Juan D. Perón, tras 18 años de exilio.

En lo que respecta a lo netamente musical, 1968 fue el año donde brotaron los primeros grupos de rock fuertemente relacionados con la estética beat como Almendra y otros más rockeros como Manal y Vox Dei, bandas que recién grabarían sus primeros discos hacia 1969 y 1970 de la mano del sello discográfico Mandioca. Pero también encontramos algunas perlitas de aquel año, como La Conferencia Secreta del Toto’S Bar de Los Shakers, los Beatles uruguayos comandados por los hermanos Fattoruso (https://spoti.fi/2L6Xgxp); los singles de los primeros Abuelos de la Nada, grabaciones que fueron rescatadas por el periodista Alfredo Rosso para el compilado 30 años de Rock Nacional, editado en 1996 (https://bit.ly/2L3byiG), (https://bit.ly/2rMMlA9), o el increíble talento solista de Miguel Abuelo con dos obras como «Oye niño» y «¿Nunca te miró una vaca de frente?»

Durante medio siglo muchos pseudoespecialistas, entre ellxs sociólogxs, historiadorxs, filósofxs y demás, se han lanzado a hablar del fracaso que significó aquella revuelta o alzamiento estudiantil que tuvo lugar entre mayo y junio de aquel 1968, pero también es verdad que las llamas que se encienden cada tanto mantienen viva la utopía…

Fuente. Agencia Paco urondo



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