Está previsto que Lula pronuncie un discurso el próximo miércoles en Boca Maldita, un paseo tradicional de Curitiba, capital del sureño estado de Paraná. Ni el lugar ni el día fueron elegidos al azar: la semana entrante, posiblemente el lunes, el Tribunal Regional Federal 4 (TRF4), de Porto Alegre, publicará la versión definitiva de la condena a Da Silva de 12 años y un mes de prisión por corrupción y lavado de dinero en el proceso Lava Jato.
Los tres camaristas del TRF4 refrendaron en enero la condena de Moro, juez de primera instancia, publicada a mediados del año pasado.
Porto Alegre, sede del tribunal de alzada TRF4, y Curitiba, donde funciona la 13a. Sala Federal de primera instancia de Moro, son las dos principales ciudades del sur del país.
Precisamente esta semana Da Silva, precandidato presidencial por el Partido de los Trabajadores (PT), inició una caravana proselitista por esa región.
La travesía comenzó en la ciudad de Santana do Livramento, estado de Río Grande do Sul, donde conversó con el expresidente uruguayo José Mujica.
En sus actos y entrevistas en Río Grande do Sul Lula no ahorró críticas a la condena «sin pruebas» en la causa Lava Jato y lanzó otras más o menos explícitas contra el juzgado de Moro.
«Tengo la tranquilidad de los inocentes», aseguró el dirigente que tiene un 35% de las intenciones de voto.
Son casi 20 puntos más que el segundo en las preferencias, Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal), con miras a los comicios presidenciales del 7 de octubre.
Político hábil, durante su marcha sureña Lula evitó embestir contra el Supremo Tribunal Federal (STF), que el jueves pasado determinó que el petista no puede ser encarcelado por lo menos hasta el próximo 4 de abril.
Ese parecer del tribunal implica que el lunes próximo, cuando el TRF4 anuncie la condena contra el expresidente brasileño, éste no podrá ser arrestado, aunque la detención puede ocurrir después del 4 de abril, cuando vuelva a reunirse el STF.
En suma, Lula logró una victoria parcial el jueves en la más alta Corte, lo que le permitirá continuar con su periplo de actos políticos, pero no está garantizada su libertad definitiva. La decisión del STF fue considerada por algunos analistas como una derrota del joven juez Moro, el brasileño con más con más apoyo en los sondeos.
Este triunfo momentáneo de Lula en la Corte puede ser leído como un punto a su favor en el «duelo» de larga data que libra con Moro.
Ese choque tuvo su momento más intenso el 13 de septiembre del año pasado cuando Da Silva declaró ante Moro y le preguntó si era realmente «imparcial».
No se descarta que el próximo miércoles, cuando se espera que el exmandatario hable en Boca Maldita, se repitan los cuestionamientos al juez y los miembros del «grupo de tareas de Lava Jato», formado por el famoso fiscal Deltan Dallagnol.
Por su parte, Moro evitó expresarse abiertamente sobre Lula, pero el mes pasado recomendó a los brasileños que no voten por candidatos afines al «populismo» y con cuentas pendientes con la ley.
Esas dos opiniones del magistrado parecieron dirigidas a Lula da Silva.
La estrategia del veterano expresidente, de 72 años, es continuar con sus caravanas por Brasil y asegura que nada lo hará desistir de su candidatura.
Una promesa de difícil cumplimiento dado que Da Silva infligió la Ley de la Ficha Limpia, que exige que todo ciudadano que quiera ser candidato a un cargo político debe tener un prontuario judicial inmaculado.
Y mientras declara que va a presentarse en las elecciones, en bastidores ya prepara lanzar como candidato alternativo al petista Fernando Haddad, ex alcalde de San Pablo, según publicó hoy el diario Folha.
Por su parte, el diario O Globo escribió este sábado que la «incertidumbre sobre la prisión de Lula pone en riesgo a las alianzas del PT».
Es que si Lula finalmente fuera arrestado su peso en la campaña puede mermar y por lo tanto algunas fuerzas progresistas desistirían de hacer alianza con el Partido de los Trabajadores.
Como se ve, el reciente espaldarazo de Lula en la Corte no fue definitivo y su suerte aún es un interrogante.