El Congreso de Estados Unidos se viste de mayoría republicana para disputarle el poder a Obama

Tras haber aumentado su mayoría en la Cámara de Representantes y arrebatado el Senado a los demócratas en los comicios legislativos de noviembre pasado, la toma de control del Congreso por la oposición prefigura el inicio de una constante y tensa batalla política con sus pares del oficialismo y con la Casa Blanca.

Los tiras y aflojes entre demócratas y republicanos tendrán como telón de fondo las elecciones a presidente de 2016, de tal forma que casa paso que den los partidos a partir de ahora será estratégicamente estudiado e implementado para no cometer errores que los lleven a perder votos en el camino.

El nuevo Senado tomará juramento mañana ante el vicepresidente Joe Biden, quien también es presidente de la cámara alta.
Por su parte, los congresistas harán lo mismo ante el líder republicano, John Boehner, quien momentos antes deberá sobrellevar la votación que buscará reconfirmarlo en su posición de presidente de la Cámara de Representantes.

Si bien hay algunas voces dentro del partido que no comparten la continuidad de Boehner, todo indicaría que el entramado de poder y autoridad construido desde su desembarco en esa función, hace cuatro años, le servirán al legislador de Ohio para mantener la influyente posición sin mayores problemas.

Los republicanos tendrán ahora que responder a la presión de cumplir con las promesas y cuestiones pendientes, atribuidas a la obstrucción demócrata.

Para ello deberán trabajar primero en la reunificación de un partido que desde hace tiempo enfrenta fuertes divisiones internas que lo debilitan ante una agrupación demócrata que hasta ahora supo lidiar mejor con sus diferencias y actuar en bloque.

El momento de realinear las filas llegará a fin de mes cuando legisladores y senadores de la oposición lleven adelante una reunión partidaria en Pensilvania.

Allí será también donde buscarán armar su estrategia general y la agenda que implementarán en los próximos dos años en el Capitolio.

Mientras tanto, y sin perder tiempo, los líderes del partido anunciaron que las primeras medidas que impulsarán a partir de esta semana estarán centradas en temas que los enfrenta directamente con los demócratas.

Entre ellos destacan la reforma sanitaria aprobada en 2010 por iniciativa de Obama y la construcción del oleoducto Keystone, que iría desde Canadá hasta el Golfo de México y que ha sido cuestionado, incluso por el propio mandatario demócrata, por sus beneficios para los estadounidenses.

Los republicanos saben que a pesar del amplio poder que les otorga la mayoría en el Congreso, necesitarán del apoyo demócrata para que los proyectos lleguen al escritorio del jefe de Estado en la Casa Blanca.

Así, una de las primeras diferencias internas en la oposición podría originarse en la intención del liderazgo republicano de proponer cambios reducidos a las iniciativas en discusión, en vez de tratar los planes de manera integral, para conseguir así el consenso de la minoría.

“Votaremos cosas que sé que no le van a gustar” al presidente Obama, advirtió ayer el próximo líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en una entrevista concedida a la CNN.

Los republicanos ya dijeron también que darán batalla en temas como la inmigración, en el que a falta de acuerdo para una reforma, Obama anunció en noviembre, un decreto mediante el cual se legalizaría temporalmente a cerca de 5 millones de indocumentados.

El mandatario, por su parte, ante un escenario político que se presenta al menos adverso para sus dos últimos años al mando del gobierno, dejó en claro que buscará trabajar con los republicanos en el Congreso.

Sin embargo, también advirtió que, de no llegar los acuerdos, continuará dando curso a sus iniciativas con órdenes ejecutivas (decretos), como la que llevó a la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba en diciembre, y que de ser necesario usará su capacidad de veto.

Si los republicanos no desean que tome decisiones unilaterales, “aprueben los proyectos de ley y trabajen conmigo para asegurarse de que estoy dispuesto a firmarlos”, advirtió Obama en su última conferencia de prensa del año pasado, a una oposición que luego del período 2005-2006, volverá a recuperar el dominio pleno del Capitolio.

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