SANTIAGO, 21 abr (Xinhua) — América Latina y el Caribe enfrentarán en 2020 la mayor contracción económica de su historia, de un 5,3 por ciento, debido a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), de acuerdo con las proyecciones presentadas hoy por la CEPAL.
La crisis sanitaria «generará la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930, tras la cual se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y desigualdad», declaró en una transmisión desde Santiago de Chile la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena.
La propagación de la COVID-19 por los países ha provocado «la paralización de la actividad económica doméstica, acompañada de una fuerte recesión en la economía mundial», señaló la funcionaria.
Esta emergencia impactará principalmente a la región, tras «casi siete años de bajo crecimiento (que acumula América Latina y el Caribe), con un promedio de 0,4 por ciento entre 2014 y 2019», explicó.
El organismo de Naciones Unidas presentó este martes su segundo informe especial dedicado a la pandemia, titulado «Dimensionar los efectos de COVID-19 para pensar en la reactivación», el cual hace un seguimiento de los efectos económicos y sociales en el contexto actual.
La CEPAL planteó que la crisis sanitaria afecta económicamente a la región en cuanto a la reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras globales.
Esto, junto a una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de las remesas, lo cual afecta principalmente al Caribe.
Dichos factores incrementan las debilidades macroeconómicas y fiscales que arrastra la región, como la alta deuda pública y corporativa, el restringido espacio de política monetaria, la vulnerabilidad de las empresas del sector público y la recaudación fiscal insuficiente.
Para hacer frente a este escenario, Bárcena consideró que las medidas adoptadas por los países «deberán ser reforzadas y requerirán mayor financiamiento», tanto para contener el virus y fortalecer los sistemas de salud, como para proteger el empleo, los ingresos y evitar el colapso del sistema económico.
En esta línea, resaltó la importancia de poder acceder «a recursos financieros con base en un apoyo flexible de organismos financieros multilaterales (…) alivios del servicio de deuda y eventuales condonaciones».
«No habrá progreso sin cooperación y solidaridad internacionales», subrayó la secretaria ejecutiva de la CEPAL, al hacer un guiño a los líderes del Grupo de los 20.
La CEPAL propuso además que la crisis productiva traerá «cambios estructurales en la organización productiva, el comercio internacional y el actual modelo de globalización».
Para adaptarse a los cambios, América Latina y el Caribe «debe avanzar hacia una mayor integración regional tanto en lo productivo, comercial y tecnológico. La coordinación de nuestros países en materia macroeconómica y productiva es crucial para negociar las condiciones de la nueva normalidad», enfatizó Bárcena.
En el texto, se prevé para este 2020 una tasa de cesantía en torno al 11,5 por ciento a nivel regional, lo que equivale a un aumento de 3,4 puntos porcentuales respecto de 2019 (8,1 por ciento).
Lo anterior se traduciría en un impacto directo al ingreso de los hogares y su posibilidad de contar con recursos suficientes para satisfacer necesidades básicas.
Por esta razón, la tasa de pobreza crecería en 4,4 puntos porcentuales, de 30,3 a 34,7 por ciento, lo que además derivaría en un alza de la pobreza extrema en 2,5 puntos porcentuales, al pasar de 11 a 13,5 por ciento.
La desigualdad de género es otro factor que se acentúa con medidas preventivas como el cierre de las escuelas y el aislamiento físico, así como el aumento de personas enfermas, pues se incrementa la sobrecarga de trabajo no remunerado de las mujeres.