Pomuch y Tinún: dos lugares para vivir el Día de Muertos en México

Por Lucas Di Marco. Quien desee conocer realmente a México debe salir de esas grandes ciudades, rutas y centros turísticos armados para el consumo externo y que generan trabajo y divisas para los locales.

Si nos acercamos al estado de Campeche por el Camino Real que une San Francisco de Campeche con Mérida, y nos desviamos a Pomuch, encontraremos un pequeño pueblo de casas bajas y mal pintadas. En su plaza central encontramos lo mismo que en cualquier localidad hispanoamericana: las principales referencias de la ciudad alrededor de la plaza, pero… con un agregado.

Es que en Pomuch el cementerio está pegado a la plaza central, y uno puede ingresar con solo empujar la puerta a un rectángulo de donde se observan diversas estructuras que contienen restos de difuntos. Pero no están ubicados como en cualquier otro cementerio. Al acercarnos vemos que son pequeñas cajas donde reposan amontonados los huesos de sus moradores, amontonados como en una caja poco más grande que de zapatos.

A pocos metros de allí un joven tiene una de esas cajas fuera del cubículo de cemento. En su mano tiene un fémur y lo cepilla como quien lustra una pieza valiosa. Son los restos de su abuelo muerto ya hace décadas. «Es que se acerca el Día de Muertos y queremos que esté presentable» dice con total naturalidad.

Ya en 2 de Noviembre, el Cementerio de Pomuch es una fiesta, se llena de familiares que vienen a visitar a sus antepasados y les traen todo tipo de ofrendas y alimentos. Todos toman las urnas funerarias y ofrecen al difunto los alimentos que este gustaba comer. Vida y Muerte en un continuo, chocando de frente con los prejuicios y visiones occidentales sobre el tema.

Un lugar llamado Tinún

Más al sur en el mismo estado, otro pueblo mágico mexicano nos recibe para celebrar con sus tamales el día más importante para los mexicanos. Llegados a un barrio de palapas blancas con techo de paja y hamacas dentro, vemos salir de los patios de cada vivienda una cortina de humo enterrado en el piso.

Es la forma de cocinar los famosos «pibipollos» de la región, que se comen el Día de Muertos. Todo el sur de México vive esta festividad con verdadera pasión, lejos de los efectos de marketing que puedan tener Hallowen o fiestas similares.

El 2 de Noviemrbe cada quien debe tener su altar y honrar a sus difuntos con comida y bebida que les era de preferencia así visitan nuestra casa y nos encuentran bien. Por ello debe limpiarse el hogar, para que el ancestro no encuentre problemas que lo retengan.

Vida y Muerte no son estadios separados, en México (y sobre todo en el Sur), son dos caras de la misma moneda.

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